sábado, 7 de julio de 2012

Cuento: Bitácora de una ciudad sedienta

Bitácora:
Viernes 5:00PM Me despertó una puerta aventada con toda fuerza, la de la entrada de la casa. Permanezco inmóvil en la cama, no me permito pensar y me empujo de nuevo al sueño. Es necesario no gastar fuerzas, no pensar en ello, porque si no el estrés me lo hará todo peor…

5: 18 PM Mi subconsciente me traicionó, me desperté y fui a ver quien había llegado. Necesitaba noticias: “¿cuándo…?”, empecé a preguntar, pero la recién llegada sabía menos que yo.  Aunque su cara reflejaba la misma angustia que la mía. Solo me comenta que el problema parece venir del interior de hidrocapital, la compañía que tiene el control del agua de la ciudad. Una noticia preocupante, sabrá Dios si durante el fin de semana habrá empleados de guardia que solucionen el asunto. Volví a la cama,  estudiando la situación:

         Por un lado, ya agotamos nuestras reservas de agua. Solo queda una ínfima cantidad que, si somos inteligentes, no hemos de gastar. Por más que las moscas  revoloteen en torno a los platos abandonados en el fregadero o por insoportable que sea el hedor que brota desde los baños. Esas no son emergencias reales, Dios nos libre de tener alguna.  Así que preparar algo de comer, o incluso lavarme la polvorienta cara son, por ahora, lujos que no puedo darme.

         Por el otro lado, el ascensor sigue dañado y con 23 pisos bajar a comprar alimentos es una opción que tal vez traiga más problemas que beneficios. Es mejor seguir durmiendo, ya van casi 24 horas sin agua, seguro que está por regresar. Solo tengo que ser fuerte y esperar un rato más, solo un rato más…

5:45 PM Abrí los ojos lentamente, frente a ellos estaba la lapto.  Estiré el brazo pesadamente y la tomé. Con el corazón en la mano busqué alguna información alentadora.  Solo me topé con las voces de otros que claman por ayuda y quejas. El ver que hay quienes llevan incluso días sin el preciado recurso acelera mi respiración.  ¿Nos someterán a nosotros también a eso? Cada comentario que veo me afecta más; tampoco hay agua en el sector de una amistad cuyo hogar era mi plan de emergencia. Me llama la atención un comentario en especial: “¡Metánle mano a Guárico, qué Caracas ya no puede recibir gente! Ya no hay agua para ni uno más”. ¿Entonces esto será peor de ahora en adelante? Una repentina punzada en la parte baja de la espalda, a la derecha, me hace abandonar la computadora para centrarme en relajarme…

6:00 PM  El dolor continua. Tratar de dormir, aunque vital, se está volviendo imposible. Por más de cinco horas he estado evitando pensar en la necesidad de ir al baño. Mi propio olor ya me está molestando y temo un dolor de cabeza por el hambre. Mi puño se cierra fuertemente en torno a la sabana, es esa toda la manifestación de furia que me permito.

6: 15 PM  He recurrido a unos dulces (últimos de mis provisiones) para animarme. Pero no han servido, cada vez que me comía uno una vocecita susurraba en mi cabeza: “disfruta esa azucarada sensación los pocos segundos que dura, pagarás con horas de sed”.  Ahora no dejo de pensar en el agua de emergencia, si pudiera usarla para finalmente usar el baño el dolor se iría. Entonces tendría las fuerzas para bajar por comida. Ya no me importa sudar, ni sufrir los 23 pisos. Quiero de vuelta la cómoda vida que prometen las ciudades. ¿Por qué nos hacen esto? ¡CALMATE! Ya estoy cayendo psicológicamente. ¡El agua de emergencia, el agua de emergencia, debo usarla! No, no debo. Ya debe faltar poco, solo tengo que ser fuerte y esperar un rato más, solo un rato más…

1 comentario:

  1. Spot on with this write-up, I truly believe this web site needs far more attention.

    I’ll probably be returning to read more, thanks for the advice!
    Also visit my blog ... cost of replacing a fuel pump

    ResponderEliminar