miércoles, 10 de agosto de 2016

Escribiendo: El reto de no hacer a tus personajes omniscientes

A la hora de escribir una historia se tiene claro la dirección de la trama y el final, o al menos ese es el deber ser. Como autor ya se sabe quién es el asesino, el enamorado anónimo o el código que necesita el héroe para detener una bomba, por decir algunos ejemplos. Pero, y esto es un constante reto: ¿cómo lo sabe el personaje?

Si alguna vez has jugado videojuegos notarás que el personaje tiende a indicarte objetos para recoger; como jugador no le ves el sentido a las cosas que el juego te hace recolectar, hasta que la trama avanza y lo guardado se vuelve indispensable. Por poner un caso: en el primer juego de la saga Silent Hill el protagonista recogía una pelota de goma sin justificación inmediata, pero más adelante en el juego se usa para bloquear un agujero.

Aunque esto se tolere en el mundo de los videojuegos (tampoco es que lo aplaudo mucho) no es muy aceptable en un libro. Sí, hay autores que igual lo hacen mucho, suelen  justificarlo diciendo que el personaje tuvo una corazonada o porque es brillante.

Para mi esas son malas excusas. Incluso las corazonadas tienen que tener base o una justificación. Pensemos en el caso del universo de Harry Potter,  Harry confía en Hagrid cuando lo conoció a pesar de ser un hombre alarmantemente enorme que al parecer o estaba acosando y todo por una corazonada. Harry no lo sabe, pero el sentimiento tiene su base en que Hagrid lo salvó de los restos de su casa destruida cuando era un bebé y lo llevó a salvo a casa de sus tíos.

Hay que admitir que es fácil caer en la tentación de empezar a justificar que el personaje tenga conocimientos sacados del aire. Hace falta explicarles muchas cosas a los lectores y a veces se nos pasa y se suele tener claro el final de una historia pero no el camino a este.

A veces todo lo que hace falta es devolverse un par de páginas y agregar un detalle aquí y allá para que tenga sentido que el personaje sepa o sienta algo en especial. Por ejemplo, basta agregar a la descripción inicial de un personaje que tenía un tatuaje relacionado al grupo de los malos para justificar que el protagonista sospeche de este.

Claro, a su vez hay que asegurarse que el protagonista aprendió el significado del tatuaje previamente y de manera correcta;  no es que vio un tatuaje cualquiera y de pronto le parece tan malo de por sí que buscó “el gran atlas de los tatuajes malvados” para justificar sus sospechas. No, puede descubrir el significado del tatuaje después, si el autor lo prefiere, pero entonces no tiene razones para sospechar del otro personaje por el tatuaje hasta entonces.

Al final es un gran reto porque como autor lo sabes todo y por eso le ves el sentido a que el personaje diga, sepa  o haga algo solo porque sí. Además que el escritor construye personajes una y otra vez, cambiando su trama personal dentro de la historia general una y mil veces y sus diferentes versiones se empañan unas a las otras.

Pero es un reto positivo que mantiene sana nuestra escritura y nuestra lógica. Y sin duda el lector agradecerá que no nos saltemos a las respuestas sin mostrarles el proceso.

2 comentarios:

  1. Todos estos comentarios igual me sirven para empezar a escribir. Gracias.

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    1. Gracias a ti por leerme, un saludo y suerte con la escritura

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